domingo, 15 de julio de 2007

¡QUÉ FUE DE AQUELLA QUE UN DÍA!


El día en que fui inaugurada, derrochaba alegría.
Representaba aquello de lo más sagrado que el hombre había conquistado a través de los siglos.
desde lo alto del pedestal, ilustres señores y dignas matronas vivaban mi nombre transidos de emoción y ternura.
Derechos, garantías, dignidades...
Transcurrieron las edades, ¿y hoy, cuál es el fruto de aquel glorioso momento?
Ignorada, abandonada, mancillada...
Embolada, un buen día se me chispoteó el moño.
Y aquí estoy.
Esperando la carroza.

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